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Los nuevos lineamientos: entre la promesa digital y el reto operativo
México acaba de dar un paso histórico —y también desafiante— hacia la eliminación de la burocracia. La publicación en el Diario Oficial de la Federación de los Lineamientos para la Implementación del Modelo Nacional para Eliminar Trámites Burocráticos promete llevar al país a una nueva era de gestión pública: más digital, más transparente y, sobre todo, más cercana al ciudadano. Pero, ¿qué tan preparados están los estados y municipios para hacerlo realidad?
Durante años, la Ley General de Mejora Regulatoria fue el mapa técnico que orientó la simplificación administrativa. Hoy, la Ley Nacional para Eliminar Trámites Burocráticos (LNETB) y sus nuevos lineamientos cambian el rumbo. El papel de la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (CONAMER) desaparece, y surge la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT) como la gran orquestadora del cambio. La simplificación se convierte en digitalización obligatoria. La coordinación técnica, en supervisión centralizada. Y la autonomía local, en alineación a una estrategia digital nacional.
Los lineamientos trazan un camino ambicioso: digitalizar todos los trámites del país mediante herramientas comunes —la Llave MX, el Portal Ciudadano Único, el Repositorio Nacional de Tecnología Pública— y adoptar modelos nacionales de atención, homologación y simplificación. La visión es clara: evitar duplicidades, eliminar discrecionalidad y permitir que cualquier trámite se resuelva con un clic.
Pero entre la visión y la ejecución se abre un abismo que solo la capacidad institucional puede cerrar.
¿Tienen los gobiernos estatales y municipales la infraestructura tecnológica necesaria?
¿Cuentan con personal técnico capacitado para interoperar sistemas?
¿Poseen los recursos presupuestales para adaptar marcos normativos, digitalizar expedientes y mantener plataformas seguras?
La mayoría de las entidades, especialmente las de menor tamaño, siguen enfrentando rezagos importantes en conectividad, equipamiento y profesionalización digital. Los lineamientos establecen qué hay que hacer, pero no siempre cómo hacerlo ni con qué recursos.
Beneficios innegables, pero no automáticos
El potencial es enorme. Un modelo nacional bien implementado puede ahorrar miles de horas-hombre, reducir costos operativos y mejorar la experiencia ciudadana. La trazabilidad digital puede convertirse en un antídoto eficaz contra la corrupción y la discrecionalidad. Y la reutilización tecnológica, a través del Repositorio Nacional de Tecnología Pública, podría democratizar el acceso a soluciones digitales entre estados y municipios.
Sin embargo, la estandarización también conlleva riesgos. En nombre de la eficiencia, se corre el peligro de homogeneizar la gestión pública sin reconocer las diferencias locales. No todos los municipios atienden los mismos problemas, ni todos los ciudadanos enfrentan las mismas barreras. Si el modelo nacional no se adapta a la diversidad territorial, corremos el riesgo de crear una burocracia digital: más rápida, sí, pero igual de distante.
El fin del “cada quien con su sistema”
Uno de los mayores aciertos de los lineamientos es obligar a los gobiernos a interoperar, a dejar atrás los sistemas aislados y las plataformas inconexas. En teoría, la Llave MX permitirá que una persona se identifique ante cualquier autoridad con una sola cuenta, mientras el Expediente Digital Ciudadano almacenará de forma segura sus documentos. Pero en la práctica, interoperar implica unificar estándares técnicos, normativos y de seguridad de datos. Y eso requiere tiempo, recursos y gobernanza digital coordinada.
¿Estamos preparados para compartir bases de datos entre dependencias?
¿Quién será responsable si una falla técnica afecta un trámite o vulnera información personal?
Los lineamientos abren la puerta, pero todavía falta definir con claridad los candados.
La buena noticia es que los lineamientos no solo imponen obligaciones; también abren oportunidades. Las entidades que se adelanten podrán posicionarse como laboratorios de innovación, acceder a mayor visibilidad federal, y atraer proyectos estratégicos nacionales —por ejemplo, en catastro, inversión o registro civil— donde la coordinación digital será determinante.
Además, la posibilidad de reutilizar código y plataformas públicas significa que los gobiernos locales ya no deberán empezar desde cero. Si se gestionan bien los convenios con la ATDT, se puede reducir el gasto tecnológico y acelerar la adopción de soluciones probadas.
Una oportunidad para repensar el federalismo digital
La LNETB y sus lineamientos reconfiguran el equilibrio entre lo federal y lo local. Por primera vez, México cuenta con un marco único de digitalización gubernamental. El reto será lograr que la centralización normativa no se traduzca en uniformidad operativa. Cada entidad deberá encontrar su lugar dentro del nuevo ecosistema digital sin perder identidad ni autonomía.
Para los funcionarios públicos, el desafío no es solo técnico, sino también cultural. La verdadera simplificación no ocurre en los servidores, sino en las mentes: requiere servidores públicos dispuestos a rediseñar procesos, compartir información y medir resultados. Y eso no se logra con decretos, sino con liderazgo.
En ESZ Smart Solutions creemos que la implementación exitosa de los lineamientos dependerá de tres factores:
- Capacitación técnica sistemática para los equipos estatales y municipales.
- Diagnósticos de madurez digital que permitan planear por etapas.
- Colaboración público-privada inteligente, donde empresas GovTech acompañen el proceso con soluciones interoperables, seguras y escalables.
Los lineamientos ya están publicados. El reto, ahora, es convertirlos en práctica. Porque eliminar la burocracia no depende del número de clics, sino de la capacidad del Estado para transformar su forma de servir.
